La pesadilla chilena de los pasajeros del MS Zaandam
La semana pasada, dos pasajeros del crucero que navegó sin rumbo por el Pacífico sur en marzo, iniciaron en Seattle una demanda colectiva contra la firma controlada por Carnival. La acusan de haberlos puesto en riesgo. Relatan que los días más duros de lo que serían unas vacaciones de ensueño, empezaron en Chile.
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Para muchos era el viaje de sus vidas. Una excursión al "fin del mundo" que prometía diversión y paisajes únicos. Pero la pandemia del coronavirus destrozó todos sus sueños. Cuatro pasajeros murieron por la enfermedad y otros 138 fueron contagiados mientras el crucero MS Zaandam buscaba desesperadamente un puerto para recalar. Punta Arenas fue una de sus últimas paradas, pero también el inicio de la peor parte del viaje.
El 24 de junio pasado, los pasajeros Carl Zehner y Leonard Lindsay iniciaron en la corte de Seattle una demanda colectiva contra Holland America, propietaria del crucero de 240 metros y casi 800 camarotes que todos los años en la primera semana de marzo salía desde Buenos Aires hasta Fort Lauderdale, pasando por varios puertos de las costas pacífica y atlántica del cono sur.
Holland America Line Inc. es controlada por Carnival Corp., la compañía de cruceros más grande del mundo y que a mediados de este mes anunció pérdidas por US$4.400 millones, debido al brote de coronavirus que frenó al sector.
La demanda de 35 páginas sostiene que a pesar de saber que se habían producido brotes en otros barcos de propiedad de la compañía, como Diamond Princess, filial de Princess Cruise Lines en febrero, la firma no dispuso de las medidas adecuadas para el MS Zaandam, que igual zarpó el 7 de marzo desde la capital argentina con 1.243 pasajeros y 586 tripulantes de todo el mundo. "No nos tomaron la temperatura al subir, ni nos entregaron elementos de protección", dice el documento que patrocina la oficina de abogados Lieff Cabraser Heimann & Bernstein LLP, experta en demandas colectivas.
Debido a la supuesta negligencia de la compañía, uno de los demandantes, el residente de Tennessee Carl Zehner, fue contagiado con Covid-19 y a su regreso a Estados Unidos fue hospitalizado y conectado a un respirador.
"Este crucero fue una pesadilla potencialmente mortal", dijo el abogado de Lieff Cabraser, Kenny Byrd, en un comunicado en su página web. "A pesar de conocer el riesgo y los peligros de la exposición al COVID-19 en sus barcos, Holland America y Carnival no pusieron en marcha controles significativos o medidas preventivas en los cruceros antes de la salida y negligentemente continuaron alentando a los invitados a reunirse y mezclarse incluso cuando el virus se extendió a través de los pasajeros y la tripulación", sostienen.
Junto con aclarar que no comenta sobre litigios pendientes, Holland America Line informó que siempre mantuvo la seguridad y el bienestar de sus huéspedes y tripulación.
Sin vino chileno
El crucero estaba programado para concluir una primera parte del viaje en San Antonio, Chile, el 21 de marzo. Después seguiría hasta Fort Lauderdale para recalar el 7 de abril. Pero el 11 de marzo, cuatro días después de haber zarpado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) elevó la crisis del coronavirus a "pandemia".
El 14 de marzo, el Zaandam llegó a Punta Arenas. Los pasajeros bajaron, fueron a las Torres del Paine, compraron productos locales y por la noche zarparon a Ushuaia tal como estaba previsto. Unas horas después tuvieron que devolverse: Argentina, al igual que otros gobiernos de América del Sur cerró sus fronteras.
Regresaron a Punta Arenas con la promesa de que podrían desembarcar y volar a sus países de origen, pero a esas alturas Chile también había iniciado las restricciones. No se le permitió a nadie bajar del barco.
Los pasajeros y la tripulación comenzaron a buscar vuelos, pensando que en cosa de días podrían salir. Pero no había pasajes o eran impagables. Estuvieron dos días en la costa de la capital de Magallanes y después zarparon a San Antonio, donde el Zaandam solo pudo recargar combustible y provisiones vigilado de cerca por la armada chilena. A esa altura, los pasajeros ya contabilizaban varios sospechosos de coronavirus.
La noche del 18 de marzo, el capitán del barco invitó a los huéspedes a "seguir adelante". Regaló vino para la cena, pero destacando que "no era chileno". Ese día, el gobierno local les había reiterado que no podrían desembarcar.
El 21 de marzo, el buque siguió hacia el norte en medio de los reclamos de los pasajeros: 42 personas, incluidos 29 miembros de la tripulación registraban síntomas.
El Zaandam intentó atracar en todos los países del Pacífico de América del Sur, pero ninguno les abrió un puerto.
Según relatos en redes sociales de algunos de los pasajeros, durante todo ese tiempo la firma no hizo exámenes de Covid-19 a nadie en el buque. El 27 de marzo, el crucero Rotterdam de la misma línea llegó al encuentro del Zaandam para iniciar el rescate. Ya había dos muertos y 138 infectados.
De noche y transmitido por streaming,el Zaandam y el Rotterdam cruzaron el Canal de Panamá.
El 2 de abril, con decenas de infectados y ya cuatro fallecidos el crucero y su buque asistente atracaron en Florida. Carl Zehn venía enfermo y fue trasladado a un hospital. Dos meses y medio después decidió querellarse.